Literatura Pampeana

Donde corre la arena dentro del corazón

Yo nací con vosotras, incesantes arenas,
en un lugar donde los días tienden sus flores cenicientas
     como si sólo fueran recuerdo de algún sueño,
la mirada de un tiempo guardado por congojas y fatigas,
     que vuelve, largamente,
a repetir su inútil poderío.

Es la región mecida por llorosos derrumbes;
una llanura, al sur,
bajo el triste sopor de lentísimos cielos.

Allí pasan flotando las grandes estaciones:
los transidos inviernos con un halo de pálidas escarchas,
con los cardos errantes que alimentan las hogueras de junio
durante largas noches ataviadas de terror y leyenda;
y crueles, los estíos,
por siempre consagrados a una misma paciencia,
encienden una hierbas, una extensión cansada de grises
     matorrales,
toda la sed, la dura soledad de no alcanzar la dicha más 
     allá de su llanto.

Entre el amanecer y el pausado crepúsculo
marchan los lentos hombres,
sentenciosos y graves,
al encuentro imposible de una época siempre demorada,
de una respuesta al débil trabajo de sus manos;
y vuelven, silenciosos,
a sus tranquilos ritos alrededor del fuego,
contemplando a lo lejos un pasado,
una vana distancia tendida como el humo sobre el picante
       y agrio crepitar de los leños.

Pero no son los años los que dejan esos muros exangues por 
          donde asciende lenta la memoria.
Son unas y otras veces las sedientas manadas
o el rumor de los campos desvelados por crecientes marcas,
los que llegan, precisos, hasta el infatigable recordar,
porque una vez se unieron, inseparablemente, como el
           tiempo a la piel,
a las gastadas vidas, las bodas y los muertos.

En tanto levantáis,
insaciables arenas,
médanos fugitivos que cumplen en el viento un sombrío
            destino,
una misión que sólo reconocen las ruinas
cuando al caer conquistan, en su más vasto sueño,
un poder semejante al que sostuvo cada piedra en las piedras.

Nada valen, entonces, pobres a vuestro paso,
plegarias y conjuros,
mágicos sortilegios convocando el amparo de los cielos,
murallas de indefensos tamariscos que abandonan al sol
un áspero dominio de aridez y despojos.

Desmedida es la tierra que amó en sus duros hijos hasta
          la destrucción,
hasta la sal paciente de su sangre;
mas de ella aprendieron a contemplar la vida a través de
          la muerte,
a saber, sin reposo, que aún no ha sido creado aquello que
          no puedan sobrellevar las almas de los hombres,
y a comprender que el cielo y el infierno son expiados aquí
con opacas desdichas.

Si ellos se marchan hoy,
si hoy sus pueblos emigran a lo largo de una seca planicie
donde antaño crecieron junto a las mismas casas,
con árboles, pesares y costumbres,
no es preciso volver la vencida cabeza en despedida,
no es preciso dejar señales de sus pasos que reciban después
          sus propios pasos.
Ellos regresarán,
porque así lo dispone un lamento de arena que responde al
          llamado natal de otras arenas,
allá,
en el más abismado eco del corazón.

Obra poética. Biblioteca de poesía. Editorial Corregidor

Olga Orozco:

Olga Orozco nació en Toay un 17 de marzo de 1.920. A los ocho años abandonó La Pampa, residió con su familia en Bahía Blanca, y a los dieciséis se estableció en Buenos Aires donde completó los estudios secundarios y comenzó estudios superiores en la Facultad de Filosofía y Letras. Abandono esto y empezó a estudiar Astrología, dedicandose a la creación poética desde muy joven.
Publicó en Canto, Hojas de Poesía, junto a Miguel Angel Gómez, Tulio Carella, Julio Marsagot, y otros representantes de la generación del 40. En 1.946 publica su primer libro "Desde lejos", donde queda establecida la línea esencial de su poesía: "esa celebración de la memoria", en la expresión de Juan Carlos Ghiano. (Fuente:Estudios de literatura pampeana, Teresa Girbal, Ediciones culturales argentinas)










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Te regalé unas cuentas indias

y había un color de aroma hereje tan sobre mí caía el
cielo amarilleaba su piel verde yo sé que labro joya
oscura sólo por vos que me la entiendes porque a vos
te hablo en esta piedra enrumorada de caldenes quién
sino vos me la naciste y en quién sin vos ellas se mece
te di en la tierra qué colores sonorositos magamente
remotas gemas de collares ascuas de piedras de otras
gentes besos de piedras recobradas entre tus manos
vieja fiebre alegría vieja o amoríos de aquella aquel que
están sin frente te regalé gualicheríos piedras de dulces 
                         redondeles

Herejía bermeja. Ediciones en danza

Juan Carlos Bustriazo Ortiz:

Nació en Santa Rosa un 3 de diciembre de 1.929. Se caracteriza por la fecundidad de su obra poética a juzgar por los numerosos inéditos que exhibe. cerca de treinta libros, cuyos títulos indican que el tem aborigen y telúrico es constante en toda su producción.
Escribió "Invitación al Campo", de 1.957, "Elegías de la Piedra que Canta", de 1.969, editada ese mismo año, y "Aura del Estilo", de 1.961-64, editada muy posteriormente, en 1.970. (Estudios de Literatura pampeana)








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Siesta 

En el pueblo las voces,
las historias,
multiplicándose en murmullos,
siestas
apagadas de pronto en celosías
creciendo en el silencio de los patios.

Y en los patios, dominios otoñales
abriéndose entre rojos laberintos
ellas avanzan sobre ladrillo ardiente
blancas como Artemis
cubriéndose los hombros
entre matas de hortensias.

                                      Los soles se azoraban.

Dora Delia Battiston:

Nació en Realicó un 21 de septiembre de 1.944. En 1.951 se traslada su familia a Bs. As. donde cursa estudios secundarios e ingresa sucesivamente a las Facultades de Derecho y de Filosofía y Letras. Prosigue la carrera de Letras.
Sus principales logros han sido dentro del género narrativo. relatos, cuentos; pero como poeta ha brindado composiciones estimables, con buen manejo del verso y de la sugerencia lírica, equilibrio y sentido de la síntesis poemática.
Las distinciones han sido por: su relato "Pueblo", el Primer Concurso de Cuentos y Leyendas de la xlv Fiesta Provincial del Trigo de Eduardo Castex, en 1.969. 
Por el cuento "Vivencia", el Primer Premio en el Concurso de Cuentos de la V Fiesta Provincial de la Lana, General Acha, en 1.971.
Seleccionada en la "Ronda de Poetas Jovenes Pampeanos" para integrar la Antología editada por la Comisión Municipal de Cultura de Santa Rosa, en 1.970.
Por su relato "Historia con Esplendor y Ocaso", elPrimer Premio en el Concurso de Cuentos de la Dirección Provincial de Cultura y Comisión Municipal de Cultura de Sanra Rosa en 1.974. Y muchas más distinciones a lo largo de su trayectoria.
 




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La navidad del calden

Estaba el pan bajo el caldén.
No, no era el pan:
era la madre haciendo el pan.
Y una chiquita que en las ramas
enredaba colores y sonidos.
Estaba el horno para el pan.
Barro cocido
y suavecito olor a leña
y un calor que en otra parte
es imposible hallar.
Estaba el patio en el caldén,
sus ramas abrazándonos
con despeinada complacencia.
Estaba el pan bajo el caldén.
No, no era el pan:
era la madre que era el pan.
Y una pequeña navidad
de seres simples, sin doblez,
en el patio de tierra.

Águeda Franco.Del libro "No le digas".Editorial Cooperativa de Trabajo Gráfica Visión 7 Ltda.

Águeda Franco:

Nació en Buenos Aires, el 13 de junio de 1.957, vivió allí hasta 1.975, radicandose luego en la Provincia de La Pampa. Estudió Ciencias de la Educación. Es socia fundadora de la Asociación Pampeana de Escritores y del Grupo de Escritores Piquenses.
Tiene publicaciones en varias antologías y un libro de poemas propios llamado "Laberintos Antiguos", publicado en el 2.000.Como explica la autora, son "poemas nacidos en medio del dolor y la muerte de la última dictadura militar".
Coordina desde hace varios años talleres literarios en la Casita de los Escritores situada en la ciudad de General Pico, en la que reside actualmente.

                          


                                            

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Agua clara

Cuando la aguada es turbia-sea de pujio,
jaguel o tajamar-, si no dispones
de filtro, toma pencas
de tuna o de otro quisco cualquiera. Desespínalas,
corta algunas rodajas,
y échalas en el hondo tinajón o vasija
en que se asienta el agua de beber...Ya verás
cómo es santo remedio,
pues toda turbiedad desaparece..

Si el agua de tu canto mana revuelta, culpa
del propio borbollón del nacedero,
déjala reposar y que ella misma
busque su transpariencia. Decantarán entonces
microscópicas algas, polvo de ajenas huellas,
retóricas inútiles o arena voladora,
y cuando luzca clara,
podrás dar de beber a los que traen
larga sed de hermosura cuarteándoles los labios en el duro sendero.

Edgar Morisoli. De "Pliegos del amanecer". Ediciones Pitanguá

Edgar Morisoli:

Este autor nació en Acebal, Provincia de Santa Fé en el año 1.930. Radicandose en la Pampa a partir de 1.956. Publicó obras como "Salmo bagual", "Solar del Viento", "Tierra que sé", "Al Sur Crece tu Nombre", estas bajo el sello editorial de Stilcograf (BS.AS.).
"Obra callada" que son seis libros reunidos en un volumen, editados por Editorial Pitanguá de Santa Rosa. "Cancionero del Alto Colorado", "Bordona del Otoño", "Palabra de Intemperie", "Hasta aquí la canción", "Cuadernos del Rumbeador", "La lección de la diuca", "Un largo sortilegio", "Última rosa, última trinchera".

                                        
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 Elementos de la Nostalgia

Al sur de esta región vuelan los pájaros
pero la tierra es seca y cenicienta
y las ramas de los árboles suenan
a chatarra entre el viento.
Oh, pájaros, volad con alegría:
alguien habrá compadeciéndome.

Como premonición de algún deseo
las nubes arrastran la arena de los médanos:
cimbran los cardos con esqueletos de sonidos
todo es una lujuria lentísima que socava.
Vientos, pastos, caldenes solitarios,
arrancad esta aguja clavada en mi corazón,
haced que deje algo menos inútil que mi paso:
una gota de sangre una gota
de sangre sola, una sola
gota que sea como la sangre de la nada.

Quisiera
vivir mi vida entera aquí, quisiera
morir mi vida entera aquí, morir mi muerte entera
y sin destino, mi muerte coronada
como lo único, purísimo,
lo único seco y solo con su fruto salvaje,
la herrumbre de algo que debió ser espléndido
y para cuya edad me creí concebido.

de "Los días Usurpados", Horacio Armani

Horacio Armani:

Nació en Trenel en 1.925,donde vive ocho añ,os radicandose luego en Buenos Aires. Fallece en el 2013 en Buenos Aires.
A los veintiún años recibe el Premio Iniciación de la Comisión Nacional de Cultura por su primer libro de poemas, no publicado.
Obras: "Esta luz donde habitas", "La música extremada", "Conocimiento de la alegría", "La vida de siempre", "Los días usurpados", "Poesía Inminente", "Para vivir, para morir".
En el año 1.972 publica sus traducciones y anotaciones de poesía italiana: "Poetas italianos del siglo xx" y en 1.974 una colección antológica de sus poemas donde incorpora nuevos poemas "El gusto de la vida"

                                          
----------------------------------------------------------------------------      El perdonador

"Intimo, fluido, sereno, Sáncole me hablaba como a un amigo:
   Yo estaba harto de la guerra. Harto de los fascistas y de los rojos, harto del Duce y de los alemanes. Harto de todo. Y por eso deserté. La familia de Gabriella- mi novia- me había ofrecido refugio. Muy disimulado en el cielorraso, que estaba casi pegado al techo de la casa, había una abertura en la madera vieja, a bastante altura del suelo.Para que nadie sospechara nada (eran tiempos de delación, tu sabes) habíamos deshecho la escalera y la única forma de subir era apilando un montón de cosas diseminadas por el patio y entre las habitaciones. Entonces, trasponiendo esa boca negra que tragaba como un infierno al revés, se entraba en un altillo estrecho y pequeño, donde apenas se cabía sentado en su parte más alta. La luz se filtraba por una abertura grande como mi mano, no más, que daba a la calle. El piso (que poco a poco y por las noches fui limpiando) cubierto de polvo, bichos muertos y alguna rata reseca de mucho tiempo atrás. Los hermanos de Gabriella me ayudaron a estirar unas maderas sobre las vigas y encima de ellas un colchón, para evitar que un movimiento brusco sacudiera el cielorraso y fuese notado abajo por algún extraño. Una lámpara, menos, un candil de aceite, rompía lo oscuro en pleno día, pero apenas la sombra de las casas vecinas insinuaba el atardecer, lo apagaba. Mi temor era constante; para los desertores no había otra alternativa que el fusilamiento si eran atrapados, y el castigo se extendía a quienes se atrevian a ayudarlos. Cualquier precaución era poca.
Pasaba las horas tirado boca arriba en el colchón, harto de dormir, con los ojos dilatados por la oscuridad, aprendiendo a distinguir los ruidos de abajo y de la calle como un ciego. Sabía cuando iban al baño, el momento en que se acostaban, el tintinear distinto de los cubiertos cuando el desayuno y en las comidas. El paso de los carros y de los camiones, los chicos que jugaban, el silencio posterior al toque de queda, las patrullas. Las patrullas. Por la radio y algún diario que me pasaban de tarde en tarde me daba cuenta de que los alemanes asumian cada vez más el control de la situación. Eso no solucionaba nada.
Peor, porque a veces, enfurecidos por las emboscadas de los guerrilleros comunistas, tomaban represalias entre el pueblo. Yo era jóven pero el encierro, la inactividad me minaban lentamente. Cuando me despertaba en mitad de la noche o en mitad de la mañana, o quizás al comenzar la tarde (porque para mí no había un tiempo como el de los demás) sentía los miembros como si fueran de leche cuajada, laxos. No sé cuánto tiempo. Creo que algo así como dos meses, tal vez más, tal vez menos. No me preocupaba de contarlo y peor aun, no me interesaba. Me había dejado crecer la barba. La primera vez que bajé fue como diez días después de haberme instalado. Más tarde lo hacía una vez a la semana. Eran los momentos de comer caliente (no podían subirme la comida todos los días así que me aprovisionaba por cierto tiempo), de charlas con la gente, temerosos de la puerta, de alguna caricia con Gabriella, con la indulgencia y discreción de la familia. Después de vuelta al infierno de arriba..       

Héctor Walter Cazenave:   

Nació el 2 de diciembre de 1.942 en General Pico, en 1.960 se graduó allí de maestro. Ejerció la profesión cerca de una década en escuelas de personal único del interior de La Pampa. Obtuvo el Profesorado de Historia y Geografía en la UNLPam y posteriormente, la Licenciatura en Geografía especializándose en Hidrografía e Hidrología.
Como cuentista tiene múltiples publicaciones dentro y fuera de la provincia y varias distinciones dentro y fuera del país.   
Obras: "Tres estampas de Guarín" (1.965), ¿De los de antes? (1.968), "Chicos del monte", tres piezas incluidas en el volumen "9 cuentistas Pampeanos Contemporáneos": "La Foto", "Velita" y "El Perdonador". "Historia Interrumpida", "Epifanía", "La Casa", "Los Reyes", "La Quemazón", "La Casa de la Muda" y "El Oriental Crevani, herido, se encamina al boliche de El Carbón, y de la muerte"                

                                                                      


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Todo o nada     

Se unden los días con su sombra roja,
postrera floración, estela herida,
tiempo en que si se sufre no se olvida,
y en que ausencia de amor nos congoja.

Breve dicha es y al fin perdida
en tránsito que al alma deja floja,
breve y caduca es, como la hoja
que desprende la rama entristecida.

Más sombra y hoja y rama y dicha breve,
y tiempo sin olvido en que se mueve
el corazón entre amargura y grito,

pueden llegar a ser o nada o todo:
nada en el brillo que sublima al lodo,
todo en la plenitud de lo infinito.

Tomas Niceto de Pablos:


Nació en 1.917, en General Acha, murió en 1.994. Vivió su niñez y adolescencia allí, radicandose luego a los veinte años en Buenos Aires donde realiza los estudios universitarios. Se gradua de Abogado y Doctor en Derecho y Ciencias Sociales.
Obras:  "Poesías" (1.941),"Celeste" (1.944), "Cosas de Casa" (1.946), "Poemario Pampeano" (1.964), "Lugar de infancia", "Nieve en la infancia" (1.946) y "Clavel y su sombra" en 1.966.
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Criollo 

No le tembló al malón, ni al duro acero
que en tiempo gaucho tuvo primacia,
y el coraje afirmó en toda porfía
si la vio justa en su sentir austero.

Criollo de mi Pampa, sobrio, entero
en palabra, amistad y varonía.
Fuerte en su soledad siempre tenía
libre la voz y el corazón viajero.

Cuando llegó la paz en cruz de estrellas,
domó, esquiló y anduvo sobre huellas
estiradas en leguas y mugidos.

Así marcó en vaivén de oscura suerte
un pampeano jalón, y así la muerte 
lo halló en la noche galopando olvidos. 

Armando C. Forteza:

Nació en Buenos Aires en 1.914. Egresó de la Escuela Mariano Acosta, en 1.932 y desarrolló en la provincia de La Pampa toda su carrera docente, iniciandose en zonas apartadas y en escuelas rurales. Su tarea de educador comprende también la investigación histórica y sociológica, el periodismo, la tarea de conferencista y la escritura poética.
Obras: "Reseña Histórica de La Pampa" (1.968), "A través de La Pampa" (1.969), una primera grabación de poesía pampeana "Esta es La Pampa" con música de Delfino Nemesio, "Romance de la Chacarerita sin Novio", "Romance de Lincoln", Romance del Chacarero Solitario" y"Romance de las Primeras Fundaciones".
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Dominga 

Con un aplauso de chancletas que parte el alma,
y un sin fin de manos,
a través del paso y a través de todo
caminas... Oh dulce analfabeta,
existiendo en los catorce hijos
que te trajo el viento;
plumas que te fueron llegando sin saber por qué.

No te acuerdas de tus quince años
porque el arado a bueyes solía enmarañarse
y el motor maldito tragaba los barriles,
quemándote las manos en la mitad del día...
para surcar tus mejillas en lo mejor del sueño.

Apenas hubo tiempo de conocer a "Pietro",
tus padres lagrimearon
y desde aquel entonces, como si fueras tierra
tu vientre está ocupado.

Un siglo de pampas te tragó los ojos
y de a rato piensas...
-Piamonte, ¿habrá cambiado?...
Ah, Dominga,
te duele mucho dejar los arenales.

"Como tarda el cielo en llorar, Dios mío..."
dijistes sin querer, por decir algo,
y la palabra Dios en tu palabra
tiene todo el misterio de color y refugio
de un pájaro sin alas
que sueña en el recuerdo tragarse hasta las nubes.

      José Adolfo Gaillardou, de "Médanos y Estrellas"

José Adolfo Gaillardou :

Nació en 1.920 y murió en el 2.007. Tenía el seudónimo de "El indio Apachaca".
Fue poeta y novelista. Obras: "Pampa de Furias" novela, poesías:"Médanos y Estrellas"(1.949), "Lados de Adentro" (1.955), "Buenos Días, Libertad"(1.955), "Pampa y Pan" y "Estrella del Vino" (1.970).

                                     

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La Pampa es el amor

Hay arena en La Pampa como olvido
y caldenes de extraña arquitectura,
cuando la sombra de su mordedura
de mar distante y de juncal ardido. 

Yo digo simplemente que he vivido
en esa tierra de palabra oscura,
donde la perdición y su hermosura
dejan caer el campo amortecido.

La Pampa es el amor y me destruye,
trébol de urdimbre silenciosa y sola,
viento que al viento como viento afluye.

Y así quiero sus aguas, sus lejanos
trigales donde enciende su corola
para encender las palmas de mis manos.

Miguel Angel Gomez: 

Nació en Buenos Aires en 1.911 y su familia se trasladó a La Pampa, donde pasa su infancia y realiza el primario en General Pico. Regresa a Bs. As. quedandose en esa ciudad elaborando poesía hasta que encuentra la muerte siendo asesinado en 1.959.
Obras: "La Rosa sobre los Vientos" poesías (1.933), "Retablo de su Nombre" (1.935), en 1.940 participa con otros escritores en la realización de "Canto, Hoja de poesía"; "Amora": sonetos dedicados a Olga Orozco, "Aurora" (1.941), "Tierra Melancólica" (1.943), "Cancionero" y "El Río Escondido"(1.953). Inéditas: "El tiempo que nos lleva", "El aire por el trigo".
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Anda el diablo suelto

"Acostumbrado a las brisas lentas y pegajosas de la ciudad, en los primeros encuentros había imaginado que aquellas auras, desperezándose entre claras transparencias- casi a ras del suelo- anunciarían días límpidos, serenos. Pero pronto pudo comprobar que esa apacibilidad era una excepción, y que luego de los comienzos beatíficos las agitaciones acrecían, tomaban vigor, impulso, y enseguida hollaban los campos con avances progresivos, irreversibles. Aquí barriendo surcos, silbando en osamentas; allá trillando dunas, páramos, guadales. Hasta que, ya adueñados de la calle ancha, sus arpones penetraban en los perímetros urbanos, y allí desencajaban las puertas, y sacudían las ropas, y acuchillaban las carnes, y se introducían en los órganos, en las fibras más recónditas de cada morador. "Anda el diablo suelto" oía decir Faverio, y la gente se le quejaba de cefaleas, neuralgias, lancinaciones de toda índole. Quienes se encontraban enfermos sentían crecer sus padecimientos; quienes no lo estaban creían hallarse enfermos. Parecía que bajo el furor de aquellas hordas, ya nadie tuviera otra salida que la sumisión a esa fuerza terrible, a ese tóxico perverso que desbordaba pasiones, retorcía circunstancias, sobornaba iras, enconos, procederes, que hostigaba, en suma a cualquier paroxismo: riñas, peleas, balas, cuchillos..."

    de la novela"La Cruz del Sur", Miguel Iribarne

Miguel Iribarne:

Nació en Intendente Alvear en 1.912. Obtuvo sus estudios secundarios en Buenos Aires en el Colegio Mariano Moreno.
Obras: "Planicie", sonetos (1.947), "Canción de la Llanura", "Acento Provincial". Novela única "La Cruz del Sur".

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Hijo del hachero

Cogollo de luna
sangre del tunal.
Puro vagido en la tarde,
brote de la brisa que dora el yuyal.

Pulpa de los jumes
su voz mamará,
copla quemada en el viento
sobre el pecho duro del algarrobal.

Hijo del hachero
-pena del chañar-
bagual herido de estrellas,
guitarra perdida de la soledad.

Bajo las estrellas
no podrá llorar.
Dolor de olvido en el vino
al fondo del día lo habrá de esperar.

Qué lejos el alba
puro manantial
hachando noches su sueño
por los fachinales la quiere alcanzar.

Hijo del hachero
-pena del chañar-
bagual herido de estrellas,
guitarra perdida de la soledad.

de "Tiempo de andar", "Coplas y Zambas"
(Zamba)

Ana María Lassalle

Nació en Buenos Aires en 1.935 y conoció nuestra provincia en su infancia, viviendo en ella desde la adolescencia hasta la actualidad.
Obras: Libros de poemas: "La Pampa y Yo" (1.958), "Tiempo de Andar" (1.964)

                                  

------------------------------------------------------------------------------------ Cielo pampeano

No tu claro metal, zinc invariable
dilatado en la sólida estructura
que bruñe el horizonte indescifrable
cárdeno y tenso sobre la llanura.

No tu esmaltado añil, no la impalpable
arena que oscurece tu tersura,
ni tu luz sideral, la innumerable
gama que vibra con tu investidura.

Fuera de mí ya circunscrito
busco tu intacta esencia de infinito,
y asido a tu sublime transparencia.

trepo por tu raíz desmesurada...
Cielo pampeano, fuga iluminada
para el gastado tul de la existencia.

de "Gleba"

Juan Ricardo Nervi:

Nació en Eduardo Castex en 1.921, murió en Santa Rosa el 7 de julio de 2004.
Cursó los estudios secundarios en la capital pampeana, recibiendose de maestro normal y se graduó de Profesor de Filosofía y Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional de Cuyo.
Obras: "Agreste", "Canto Lírico al Gral. San Martín", "Canto a La Pampa", "Gleba", "Otra Vez la Gleba", "Rastro en la sal", "Tristán y la Calandria", "Aldea Gringa", "Arcobaleno. Cuentos para niños".  

                                                   


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"Con tres lágrimas turbias
te llevaste los colores de la tarde
y los rojos violáceos
de las plumas de encaje.
"¿No piensas que en el vacío de la llanura
podemos extendernos tanto
hasta formar una pareja inmensa
hasta formar un hombre y una mujer
y luego poco a poco volvernos barro
volvernos tierra - fértil
volvernos algo?

Pero creo que es tarde
que mis brazos se alargan hasta el cielo
para cumplir el pacto con los astros".

Marta Palchevich:

Nació en Santa Rosa, en 1.947. Realizó estudios secundarios y superiores allí, graduandose de profesora de letras en la Facultad de Ciencias Humanas de la UNLP.
Obras: "Huída de los Dioses de Cartón" (1.971, libro de poemas), "Sin Seguir Camino" (1.973, cuentos)

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Medio sol de oro

Sentimos un olor penetrante desde que el coche ingresó por una de las sucias callejuelas de Pisca, niños de caras largas, flacos y mal vestidos, corrían delante del vehículo dando voces. Las casas eran viejísimas, piedra y barro, los desperdicios, a cada paso, el abandono y la miseria nos penetró como un grito.
    Una mujer chaposa y azorada apareció por la derecha, era un bulto de harapos, no le vimos la cara, sobre las espaldas llevaba un ato de ramas, conducía una obeja atada con un hilo que se había ajustado a la cintura.
    Un carro blanco surgió por la misma calle y la mujer se cruzó torpemente yyyyyyyyyyssssssssss.  ¡Chola mugrienta! dijo, a la vez que descendía enojado del vehículo, un hombre alto y robusto, no hacen más que pasarse por delante de los carros, si serán ignorantes creen que vivirán más años, habría que matarlos a todos estos indios por imbéciles! y mascullando improperios se alejó entre los gritos de los cholitos.
-¡Gringo, dólar, gringo, dólar, dólar!
   El blanquito los seguía insultando. Muy distinta era la escena que a unos metros empezaba a llamarnos la atención. Había una pileta en mitad de la calle, piedra sobre piedra, de allí una chola sacaba agua y la llevaba en su vasija sobre el hombro.
   Varios indios apiñados, junto a la pared, estaban en actitud de espera, pies desnudos, ropas a la rodilla, poncho y sombrero, rencor y amargura en los labios amoratados que se movían tercamente.
-Los indios son muy quisquillosos- dice el guía- cualquier cosa interpretan como un menosprecio, si Ud. quiere, sáqueles, pero no bien lo vean enfocar darán vuelta la cabeza o se cubrirán. Así fue, siguieron coqueando con lentitud.
    -Mientras la boca se les adormece, sienten una dulzura que va desde el cerebro a los huesos.
     En el suelo había dos indias vejanconas, vestían bayetas negras, pies al decubierto y amplios sombreros, muy cerca, un cesto destartalado, con algunas frutas, dos bancos sucios y maltrechos, unos cacharros y varios pares de ojitos tristes y de manos vacías; los cholitos clavaban la vista en los desconocidos, sobre el brasero había una olla enorme, cachada y ennegrecida, una de las mujeres hacía girar una madera que oficiaba de cuchara, en la mano de la otra había un huso que daba vueltas como un trompo enloquecido.
    -Los blanquitos quieren mantas- expresa Quinteros, nuestro guía.
     -Aurita, aurita.
     Se alejan casi corriendo, los cholitos las siguen, ha quedado una niña que bien podría ser Antuca o Wanka, da lo mismo, es la infancia vencida, la infancia sin preguntas, la infancia de silencios, los pies saben lo amargo de las piedras, el perro famélico está echado junto a ella con resignación, tiene la niña mechones lacios y un flequillo rebelde, imita la tarea de su madre, no nos mira siquiera, no sonríe, parece que durmiera sobre el hilo burdo que se enrosca como una sierpe en laxitud de muerte.
    Muy pocos pasos la separan del carro del patrón que aparece, de improviso, enfurecido. Se llega a nosotros, hace un gesto y el guía se aleja, conversan, podemos oirlos, más no entendemos el quechua, el hombre se expresa con soltura, pero deja escapar su acento extranjero.
    Al escuchar las voces Antuca levanta lentamente la cara menuda, sus ojos no tienen brillo, mira cómo Quinteros traza en el suelo un diseño, mientras el patrón queda meditativo. La pequeña no ha perdido el mínimo movimiento, el huso ha quedado en la palma de su mano como pájaro herido, mecánicamnete los deja en tierra y ensaya el gesto aprendido, alarga la mano al hombre que la mira indiferente. La manita es una súplica estática, prosigue el guía complicando su trazado-
    No he podido tolerar la escena y busco apresuradamente en mis bolsillos, aparece el pasaporte, la libreta, cincuenta pesos y un billete de diez dólares y ni siquiera una moneda, vuelvo a revisar y estoy a punto de descender del coche, cuando veo que el guía se despide, en tanto el patrón hurguetea en los bolsillos y arroja una moneda, la manita ha quedado vacía, pero el medio sol ha jugado maliciosamente una curva y se ha introducido por el único resquicio libre entre la tapa, que estaba corrida, y la olla.
   Ya se perciben los gritos de los que vienen a sus puestos de venta, unos cuyos asoman por entre las maderas-puertas de una fonducha, en la pared han clavado un palo atado, en la punta, un trapo rojo, me hace pensar en una lanza ensangrentada, pero estoy distante de saber lo que significa, el señor Quinteros, que está junto a nosotros, nos devela la incógnita:
    -Hay chicha morada, nos dice.
    Antuca ha abierto desmesuradamente sus ojitos seca la lengua y la pasa nerviosamente por el labio superior hasta tocar la punta de la nariz se va incorporando, una de sus manos descubre la olla, mira fijamente y...
    Un grito de dolor me hace cerrar los ojos, no quiero ver, pero imagino la piel ardida, envejecida en el agua hirviente, la mano que declina y en el fondo del recipiente, medio sol de oro".

(Fragmento)

Luisa María Perez de Monti:

Nació en 1.942 en Bernasconi. Curso estudios primarios y secundarios en la capital pampeana, realizó los estudios superiores en el Instituto Juan XXlll de Bahía Blanca, egresando en 1.964 con el título de Profesora de Literatura, Castellano y Latín. Luego reside en Santa Rosa.
Obras: "Antología"(1.971), "Medio sol de oro"(relatos), "Cantares del tiempo" (1.972) (poesía).

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"En las cercanías del molino, al que fue quitado el freno para que iniciara la jornada al mismo tiempo que los hombres, comenzó la lenta preparación del barro, mezclado con puna, que iba a servir para levantar las paredes de chorizo. Los niños y los caballos tenián participación en esa labor, y no podían comprender los primeros, cómo los hombres podían llamar a esto "trabajo", cuando para ellos no constituía más que un simple juguete, un pasatiempo alegre al que muchas veces habían recurrido reemplazando a ese chiche de cuerda que nunca conocieron...Pero lo que no vislumbraban los chicos, era que mientras se concretaban ellos a hacer bolitas y tortas de barro, los grandes hacían casas. Y allí aprendieron eso. Ya ensayarían más tarde tratando de hacer una casilla para "Palomo" que contribuía con los hombres hostigando a ladridos a los caballos, incitándolos a persistir en el amasijo. Los valencianos entretanto, masticando villancicos de su tierra, se ocupaban de parar el armazón de la vivienda: unos postes y alambres en los cuales iría enredándose luego el barro que terminarían de cocer el sol y los vientos por fuera y el humo y el calor de los leños por dentro"

Fragmento de la novela "Pare...y largue"

José Escol Prado:

Este autor nació en General Acha en 1.916 y falleció en el 2.001.
Obras: "Pare...y Largue" ( primera novela pampeana) 1.956, "Cuentos del monte y de la chacra", "El agro en la cultura pampeana", "Pioneros de La Pampa", "Contribución inmigratoria al desarrollo de General pico"

                                    

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La conquista del desierto

"Eran suyas estas tierras con sus llanos y sus montes:
con sus fértiles praderas de lejanos horizontes;
con sus bosques de caldenes, con su cielo y con su sol,
y eran suyas, sin disputas, en su inúmero concierto,
las silvestres alimañas que poblaban el desierto
y acuciaban sus instintos ancestrales de Nemrod. 

Eran suyas las comarcas que fecunda el Colorado:
las agrestes hondonadas, salitrales y bañados
que alimenta en sus desbordes el traidor Chadi Leuvú:
las selváticas regiones de Toay, de Rucanelo,
de Anguilobo, de Luan Toro, de Telén y de Conhelo;
de Trenel, de Lonco Waca, Leuvucó y Caleufú"

Julio Nery Rubio:

Nació en Santiago del Estero en 1.903 y murió en Santa Rosa en 1.973. Maestro egresado de la Escuela Normal de Santa Rosa, realizando luego en ese lugar la docencia secundaria, además de otros establecimientos de la ciudad. Tuvo a su cargo el rectorado del Colegio Nacional de Santa Rosa y la presidencia de la Comisión Municipal de Cultura.
Obras: "Motivos de La Pampa" (1.936), "Brochazos de La Pampa" (1.937) poesías, "Canto a la Conquista del Desierto" (1.939) poesía.
Según Teresa Girbal es el primer escritor de poesía gauchesca en La Pampa.

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"El único incidente extraño de su vida,-que nadie había llegado a explicarse en su momento, pero que al poco tiempo ya nadie recordaba, fue su retorno de la ciudad adonde sus padres lo habían enviado para que completara el secundario, al mes siguiente de haber partido, sin una lágrima, con su sonrisa quieta y su aire impasible.
    Al poco tiempo de haber vuelto, algunas noches claras se lo vio atravesar la playa de la estación y dirigirse hacia la quinta de los Aldar, en cuya casa abandonada se decía que merodeaban las ánimas de los antiguos habitantes, pero que como nunca nadie se atrevió a seguirlo jamás se pudo comprobar a dónde lo llevaban sus pasos".

Fragmento de "San Narciso, Mártir"

Juan José Sena :

Nació en General Pico en el año 1.944. Allí realizó estudios primarios y secundarios. Estudió Antropología, Filosofía y Letras en las universidades de Buenos Aires y La Plata, continuando la carrera de Letras en la Universidad Nacional de La Pampa. Es poeta, cuentista, novelista, ensayista, dramaturgo y traductor.
Obras: "Martir", "Tiempo de Abuelos Muertos", "Hombre con Soledad y Perros Flacos" (relatos). "La última noche del imperio", cuento (1.977), "Los condenados de este mundo" editado por la Subsecretaría de Cultura del Gobierno de La Pampa en el año 2011.

                                            


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"Yo deseo saber que quiere decir Gualicho. ¿Usted quisiera explicármelo, Huanchul?
-¿Huallicho?-se pregunta sorprendido el indio, y queda abstraído un rato-Huallicho...que anda alrededor de la gente-explica a su modo, lentamente, a veces pintoresco- Viene de Hualli-afirma enseguida-  Esto quiere decir en torno, y de che,  gente o persona... ¿Ve?  Eso nomás es. Está claro se complace después de lograda la expresión de su pensamiento-  Aunque nosotros no lo vemos, él anda revoloteando, buscando "entrarnos" de algún modo, para hacer daño.
- ¿Y dónde vive ese "condenao"?
- Vive andando en todas partes, haciendole mal. Ese es su oficio, por lo que le llaman así pues: "el condenao". Porque está para eso, como Huécuvu vive para hacer el bien. Pero Huallicho, cuando quiere descansar de sus malandrinadas, se esconde en una cueva muy honda, abierta al pie de un peñasco solitario en medio de un bajo grande, protegido al poniente por una cerrillada en forma de media luna, de donde parece venir su nombre.
- ¿El nombre del Bajo?
- ¡Ahá!- responde, con el pensamiento distante.
- ¿Y cuál es ése nombre?
- ¡Huallcheta!- dice secamente, con un eco de atávicos recuerdos
- ¡Ah! ¿Valcheta?...
- Allí suele solazarse Mefisto- sigue monótono y preocupado profundamente- sentado sobre la peña, mientras la huallichada menor sale de la cueva en tirabuzón de humo, para hacerle fiesta al padre del Infierno... El Bajo era muy conocido de los indios. Cuando debían recorrer esos caminos, nunca los cruzaban derecho. O tomaban la rastrillada de la costa o la vuelta, por detrás de la cerrillada, para evitar encontrones con el "malo"...¡ y sin parar y sin sacarle la vista al Bajo maldito!

     Pero cuando llegaron los primeros cristianos al lugar pretendieron, para acortar distancia, en vez de seguir las rastrilladas conocidas, cruzar derecho...
¡Gusto de provocar! Ni bien se internaron en el Bajo tuvieron que retroceder, porque apestaba tanto a catinga... ¡Ni respirar podían! Es la costumbre de Mandinga. Al retirarse a descansar esparce malos olores alrededor de la madriguera, para que nadie pueda arrimarse, ni por descuido; ni lo puedan atrapar con su maldita cría. Porque él es el cacique de la Huallichada tantísima como la arena de los médanos, o el viento.. ¡Nunca se acaba!
    -¿Y qué figura tiene ese malo? ¿Ud. lo ha visto alguna vez?
    -¿Qué si lo he visto alguna vez?... ¡La gran perra! Es un bicho como espantasma....¡Fiero!...Parece un hombre-pájaro, flaco y oscuro; pero no de carne y hueso, sino de ñeblina y vuela haciendo apenas ruido"

Fragmento de "Hualicho Mapu"

Enrique Stieben:

Nació en Diamante, Entre Ríos en 1.893 y falleció en santa Rosa 1.958.
Obras: "Plumas y pinceles","Por la Realización del Hombre" (1.935), "La personalidad y la Democracia" (1.936), "Vocaciones Ejemplares" (1.937), "La Falta de Tiempo" (1.939), "Magister Dixit" (1.939), "El pasado y el Presente de La Pampa" (1.939), "De Garay a Roca" (1.941), "La Pampa. Su historia, Su geografía. Su realidad. Su porvenir" (1.947), "Hualicho Mapu. Leyendas. Cuentos y relatos de la Pampa Misteriosa" (1.951), "Topónimos Departamentales de La Pampa" (1.957), "Manual de Geografía de La Pampa" (1.958).


                                                                                   


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"Una frente amplia, disimulada por los cabellos enmarañados despuntando de la vincha que los sustentaba y un rostro bravío encuadrado por bandas de pelo lacio alargadas hacia los hombros. Pupilas brillantes, amortiguadas tras un velo de tristeza o de lejanía. Mirada limpia, si miraba fijo y de frente, que no era lo habitual: se dilataba más en la amplitud del panorama abarcado. Ojos afilados levantados por sus extremos temporales. Espesas y curvadas cejas; un bigote profundamente negro, caído, fundiéndose con una barba tupida cerrada sobre carnosos labios. Nariz larga y ligeramente aguileña.
   Y como telón de fondo, piel áspera, rudamente labrada por los vientos y el sol. Tal era el rostro de Molina, vigoroso en sus trazos y en su expresión, sereno y lleno de confianza en sí mismo.
    Su cuerpo exteriorizaba idéntico aspecto de fuerza primitiva. Hombre de a caballo, las piernas arqueadas disminuían su altura quitándole arrogancia; suscitaba la impresión de obra natural e inconclusa, estatua modelada en arrebato espontáneo, defectuosa por falta de algún detalle importante por de pronto escapado al examen.
     Le cubría un chambergo de ala levantada. Una lustrosa chaquetilla excedida en sus bordes por un tirador chapeado con monedas de plata, cruzado por un largo facón. El calzoncillo cribado, un chiripá negro, una chalina alrededor del cuello y un poncho que tenía en la mano completaban su vestimenta". 

Fragmento de"Alarma de indios en la frontera sud" 

Samuel Tarnopolsky:

Nació en Bernasconi, 1.908, en el entonces llamado Territorio de La Pampa. Se recibió de médico en Buenos Aires, especializandose luego en Europa en reumatología. Tuvo participación y dirección en la Junta para el Estudio y Difusión de la Conquista del Desierto. Se lo considera el primer escritor pampeano que incluye la crónica y la tradición en la novela.
Obras:"Libros con Indios Pampas y Conquistadores del Desierto" (1.958), "Alarma de Indios en la Frontera Sud" (1.941) primera novela pampeana que trata sobre las guerras de conquista; "La Rastrillada de Salinas Grandes". 

                                                                   


                                                          


                                                                    

 

 
                                               
 

                                       

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